El poliéster es, hoy en día, la fibra más usada en prendas textiles. Es unos de los compuestos más contaminantes, también conocido como PET (politereftalato de etileno), derivado del petróleo y ampliamente utilizado en la producción de envases de plástico. Su éxito se debe a que es una de las fibras más baratas de producir y, aunque aporta versatilidad y resistencia a las prendas, se utiliza principalmente para abaratar costes.
También encontramos al poliéster detrás de la mayoría de tecnologías usadas en prendas técnicas, como por ejemplo: Coolmax®, PrimaLoft®, Polartec®, Thermolite®, y otras tecnologías usadas en prendas para aportar transpirabilidad o aislamiento térmico, que no sean pluma o lana. Al ser la fibra más barata de producir, los fabricantes la utilizan para crear diferentes formatos que imiten el rendimiento de otras fibras o las sustituyan a un coste menor.
Actualmente, observamos un interés creciente en las marcas textiles, tanto técnicas como casual, por promocionar y fomentar el uso de poliéster reciclado en sus prendas, intentando de este modo concienciar a sus clientes y tratar de dar una visión más sostenible de la marca. Pero, ¿es realmente el poliéster reciclado una solución sostenible?
Tenemos que partir de la base de que la prenda más sostenible es la que no se fabrica. Los límites entre lo que es sostenible y lo que no son tan difusos que preferimos no hacer demasiado uso del término; ya que, en la mayoría de casos, el criterio para determinar el grado de sostenibilidad es subjetivo.
El poliéster que se utiliza en la industria textil, tanto el de nueva producción como el reciclado, es complejo de reciclar, incluso en prendas cuya composición sea 100% poliéster. Esta complejidad aumenta cuando va mezclado con otras fibras textiles, y hace prácticamente imposible su reciclaje si el poliéster va mezclado en el propio hilo. Esto impide que podamos considerar toda prenda producida con poliéster como producto circular.
Por el contrario, el poliéster o PET utilizado en envases es mucho más fácil de reciclar. El PET reciclado para la producción de más envases hace que continúe el círculo del reciclaje y que la producción de nuevo PET disminuya. Sin embargo, al introducir el PET en textiles interrumpimos el circuito del reciclaje, y hacemos que este tipo de fibras tan contaminantes permanezcan por más tiempo en nuestro día a día. Un claro ejemplo son los conocidos como “forros polares”. Esta prenda está producida en su mayoría por poliéster cortado (también en su versión reciclada) para producir ese efecto de gamuza. Esa fibra cortada es una auténtica bomba de difusión de micro-plásticos, ya que que continuará emitiéndolos al agua durante los procesos de lavado; y teniendo en cuenta los malos olores que producen las prendas de poliéster, los lavados serán continuos. En el mejor de los casos, las prendas de poliéster acaban en incineradoras controladas. Por todo esto, consideramos que el mejor uso que se puede hacer con el plástico de los envases es, precisamente, utilizarlo para producir más envases y contribuir así con una economía más circular.
Tras leer esto puede que no te parezca tan buena la idea de convertir 10 botellas de plástico en una camiseta.
En Skaapherder® no utilizamos ningún tipo de poliéster, tampoco reciclado, en la producción de nuestras prendas. En su lugar, apostamos firmemente por fibras naturales como la lana, y cuando el uso de fibras sintéticas es necesario por necesidades de estructura, optamos por soluciones de mayor calidad y menor desgaste como la poliamida, y siempre en la menor proporción posible. La poliamida-nylon ofrece un rendimiento superior, de esta forma la fibra tarda más en degradarse, por lo que contribuimos a una menor emisión de micro-plásticos. Además, puesto que en nuestras prendas la mayor proporción de fibras serán naturales, los malos olores tardarán mucho más en aparecer, ahorrando en ciclos de lavado y emitiendo menos fibras de poliamida-nylon al agua.